Decir que doy vueltas a las cosas es un eufemismo; más que darles vueltas, las mareo. Cierto es que cada vez menos, pero aun y todo, es algo que no creo que nunca llegue a superar. Y así ha empezado el día.
Dar el pistoletazo de salida a horas en las que casi deberías acostarte no suele deparar nada bueno. El agobio, sin saber porqué ni cómo, se ha apoderado de mí y así ya nada se guía por la lógica. Y en mi caso me suele dar por limpiar. Tuve una época en la que limpiaba el ventanal de mi habitación. Pero aquí ha sido una puesta a punto de la habitación en general: limpiar el espejo que seguía con la decoración navideña en él, poner lavadoras, sacar las maletas, ordenar el armario, cambiar la cama,...
Rechazar salir de fiesta es algo que mucha gente no suele entender en casos de agobio. Siempre te dicen eso de 'anda sal, te vendrá bien airearte' o 'encerrándote no solucionas nada'. Pero es que mucha gente no entiende que en ocasiones, algunos disfrutamos de esa soledad buscada. No es que la disfrutemos, es que la necesitamos, porque pasar mucho tiempo rodeado de gente, aunque sea gente que apreciemos, nos agobia, nos llega a ahogar.
Así que ahora, aquí estoy, en esta puta cama vacía que tiene más 'recuerdos' que otra cosa. Que no sé como no salto de ella hacia el sillón para que no me siga atormentando. Yo hoy me quería acostar temprano, lo necesitaba, pero ya está visto que no va a ser así. Por lo que, un poco de jazz clásico para los oídos y a 'disfrutar' de la noche.
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