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2012/03/12

No necesito mucho para el teletransporte. En medio de la discoteca, unas manos se posan en mi cadera y automáticamente pienso que son las tuyas. Noto cómo recorren la cintura y se posan en mi estómago. Relajo la cabeza, la poso en tu pecho y, al unísono, seguimos el ritmo de la música. Tu respiración resuena en mi oido, y ya no somos dos. No se puede evitar lo inevitable: poco tardamos en estar frente a frente. No hay palabras: las miradas penetrantes es lo que tienen. En aquél rincón nos dejamos llevar: nadie nos ve, nadie nos escucha. Hace tiempo que ninguno está allí. Hace tiempo que hemos volado. Hace tiempo que desperté en medio de la muchedumbre; sola; sin ti..

1 comentario:

Jose Martin dijo...

Como te comenté cuando lo leí me gustó mucho :), creo que describes muy bien la situación :) y me alegro que sigas con las publicaciones :)