Los que me seguís por Twitter ya sabéis que la entrada de hoy va a ser diferente a todo lo que, en un principio, habéis visto y veréis en este blog. Y es que hoy no es un día más.
Si de normal soy una persona reflexiva (algunos me llegarían incluso a calificar como obsesiva), en fechas señaladas lo soy más. Yo soy de las que en Año Nuevo hace reflexiones de vida. Y si lo hago cuando lo marca un calendario aleatorio, ¿no tendrá más sentido hacerlo un día como hoy que es mi particular Año Nuevo? Así que, allá vamos (y esta vez está directo aquí, en la pantalla, sin pasar por el filtro del papel).
No puedo olvidar qué hice hace exactamente 365 días: me vine de viaje, precisamente, al país en el que ahora estoy residiendo. Curioso ¿verdad? No menos curioso fue recibir uno de los mejores regalos que me podían hacer. Recuerdo estar haciendo la cola para embarcar cuando recibo una llamada de una tocaya. Entre risas y no risas al final me contó que iba a tener una segunda sobri. Uno de los mejores regalos ¿verdad? Y si ya os cuento que casi es también de un 17 y que me enteré de su nacimiento, otra vez, estando en Londres... Y es que, en mi vida, hay números y lugares que tienen historia propia.
Pero a lo que ibamos. Los últimos 365 días han sido de cambio (y los que me conocen ya lo saben). Por fín me licencié y conseguí, gracias a una beca Erasmus, venirme a pasar 9 meses a UK (sí, sé que es Reino Unido en español pero a mí me gusta denominarlo UK). Mission accomplished.
Todo el mundo te dice que la beca Erasmus te cambia. Y yo pensaba que eran milongas. JA. Os aviso a los que váis a hacer un Erasmus en años venideros: os cambia, os transforma, incluso a veces llega a trastornar. Y no soy la única que lo dice ¿eh? Para mí es sin duda una de mis mejores época pero también una de las peores. Posiblemente esto se deba a haber decidido vivir la vida y ser fiel a mí misma. Y eso acarrea alegrías, pero muchas veces también te parte el alma.
Este año he conocido a muchísima gente que merece mucho la pena. Algunas de esas personas ya estaban en mi vida hacía tiempo. Otras llegaron más tarde y es que parece que el aterrizar en este país de acogida va a hacer que me lleve una mochila llena de experiencias, pero sobre todo, de gente que me llena. Hay otros a los que todavía no he conocido pero que, aunque ellos no lo saben, también forman parte de mi vida. Porque así soy yo: si te cojo aprecio, incluso tras hacerme una gran putada y dejar de tener relación, formarás parte de mi vida. Y es que, algunos de los que estáis ahí fuera, merecéis mucho la pena.
Así que hoy, os dejo aquí un pedacito de mí. No es que no lo hubiera hecho con los anteriores escritos, porque en realidad, cada vez que uno escribe, plasma en él parte de su alma para, en cierta forma, dejarla ir. Porque todo escritor (no es que yo me denomine tal cosa ni mucho menos) realiza escritos autobiográficos en mayor o menos medida.
Espero que hayáis disfrutado de esta pequeña ventana a mi mundo y os deseo, que en mi día, tengáis un día feliz y pleno, al igual que el resto de los 364 ( o 365 según el año) de los días. Muak!
1 comentario:
Con los ojos brillantes y con una sonrisa tranquila, así me ha dejado tu relato de hoy.
Asteasun asko maite zaitugu!!!
Zorionak eta eguna a tope disfrutatu!!!!
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